Sí, así es, la tecnología está pensada para crear la máxima adicción posible

Es bastante directo el título de este artículo, pero a rasgos generales, sí,  así es.

Y he querido incluir la “tecnología” porque quiero que incluya y haga referencia tanto al móvil como a videojuegos, internet o redes sociales.

Desde hacer varios cursos he tenido la oportunidad de poder realizar charlas en diferentes institutos y colegios, en distintas poblaciones de la provincia y para diferentes grupos, desde 6º de primaria, pasando por la ESO y llegando hasta Bachiller.

Estas charlas tienen diferentes vertientes pero todas ellas rondan alrededor de internet, redes sociales y “nuevas tecnologías” y las dificultades a las que nos podemos enfrentar en estos medios, incluyendo la adicción como una de las importantes dificultades que encontramos, cada vez en más cantidad y en perfiles más y más jóvenes.

Iremos hablando de varios de estos aspectos pero en este caso nos centramos en la adicción y en cómo esta se potencia a la hora de diseñar diferentes aspectos tecnológicos.

Tomemos como ejemplo el móvil, videojuegos y redes sociales, aunque podríamos ampliarlo a otros ámbitos que no me gustaría olvidar.

Ya es bastante relevante y revelador que las grandes figuras tecnológicas de Sillicon Valley hayan comentado en varias ocasiones que no permitían o permiten a sus hijos usar la tecnología o incluso sus propios inventos (el iphone en el caso de Steve Jobs, por ejemplo). De hecho, muchas de estas personas que trabajan en estos ámbitos llevan a sus hijos a colegios tradicionales donde no se usa la tecnología para aprender.

¿Qué saben más que nosotros que les lleva a tomar estas decisiones?

Pues saben que detrás de la creación de aplicaciones, del diseño de redes sociales y de videojuegos se esconde un estudio exhaustivo y una investigación que permita que los usuarios pasen el máximo tiempo posible “enganchados” a estos dispositivos o aplicaciones.

¿Por qué quieren que estemos usando estos dispositivos o aplicaciones?

La respuesta es fácil. Porque es un negocio para ellos. Y no un negocio cualquiera, sino uno que mueve grandes cantidades de dinero.

Cuanto más tiempo estemos, más posibilidades tenemos de estar expuestos a la publicidad en las redes sociales o aplicaciones, más cerca de comprar o de pinchar para que Facebook y compañía sigan sumando ganancias. Esto sin mencionar lo que pueden estar ganando con nuestros datos, lo que ya hemos visto que ha causado problemas en varias ocasiones a este gigante de las redes sociales.

Las redes sociales, aplicaciones, móviles, videojuegos… son un negocio. Les insisto mucho en ello a los jóvenes que creen que se han creado para que ellos tengan ocio o se diviertan. No es así, los intereses son otros.

Por este motivo, se estudia cómo darnos las recompensas, cómo diseñar las aplicaciones para conseguir su objetivo de que nos conectemos cada vez más, necesitemos esos refuerzos, nuestro cerebro encuentre su recompensa… pero esto realmente no nos hace sentir bien sino todo lo contrario.

Sería muy extenso hablar de los efectos en nuestro cerebro y en nuestro desarrollo de estas aplicaciones y dispositivos, mejor lo trataremos en un nuevo artículo porque los estudios están desvelando, cada vez más, que a los jóvenes no les beneficia para nada esta exposición, sino todo lo contrario.

Ahora, párate a pensar en los videojuegos, por ejemplo. Muchos de ellos te aportan pequeñas recompensas diarias, están diseñados para atraer y excitar a nuestro cerebro, además de que muchos no tienen fin, sino que podemos jugar pantalla tras pantalla y, además, si no lo hacemos con cierta frecuencia, podemos perder nuestra posición de poder, por ejemplo.

Al igual que los videojuegos me he encontrado otro tema que parece ser bastante recurrente entre los jóvenes y que incluso Netflix está empezando a estudiar. Se trata de los “devoradores de series” que son capaces de ver una temporada entera en un día o en un fin de semana. Cuando lo comentamos en clase suelo encontrar muchos casos de jóvenes de 14 o 15 años que me comentan “pues claro”, como si fuese lo más natural del mundo. Y hay tal oferta actualmente que esto podría traducirse en horas y horas de consumo de diferentes series. Si les unimos otras aplicaciones, videojuegos, móviles, pantallas… incluso los propios jóvenes son muchas veces incapaces de calcular cuánto tiempo realmente pasan al día “conectados” (que implica su «desconexión» con la realidad, por otro lado).

Incluso he llegado a ver casos de personas que ven las series al doble de velocidad para poder ver más, consumir más… Esto ya no se hace por el placer de ver una serie, por querer disfrutarla, sino por el hecho mismo de consumir.
Sin duda, es un tema que merece especial estudio y sobre el que iré publicando más información. Poner “un grano de arena” en la prevención de esta y otras dificultades que pueden traer las tecnologías a nuestra vida es una tarea que creo importante. También es importante usar el blog para ello.

Como siempre, os invito a dejar comentarios, preguntas, puntualizaciones. Y también, si os apetece, qué temáticas os gustaría que tocase relacionadas con este tema tan relevante y, desgraciadamente, de tanta actualidad.

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