En estos días que no dejamos de oír hablar de nuevo de Operación Triunfo en España, tras 15 años de que este formato de programa hiciese historia y nos enganchase a casi todos (yo estaba estudiando en la Universidad y no me perdía ningún programa), me encuentro escribiendo este post inspirada precisamente por el programa de OT, El reencuentro.
Además de los recuerdos que nos trae y que nos muestra, como todo en la vida, que el tiempo pasa muy rápido, el pasado domingo, me hizo reflexionar sobre el éxito y cómo lo vemos los demás desde fuera. En esta ocasión el programa me pareció muy interesante por las reflexiones que volcaron sobre este tema y por hacerme pensar, en otros ámbitos totalmente distintos, que las conclusiones no son tan diferentes.
¿Qué es el éxito? ¿Sólo Bisbal ha triunfado? ¿Algunos de estos chicos han fracasado?
Todos y cada uno de ellos se encuentran viviendo de algo relacionado con la música, tal vez no sean el número uno, tal vez muchos se han olvidado de sus nombres pero cada uno de ellos tiene su vida y su realidad.
Me gustó especialmente la intervención de Javián que hablaba de que para él el éxito es poder vivir rodeado de música pero también poder pasar tiempo con su familia, tener una vida «normal». En su discurso hablaba de cómo el «éxito», la fama y el reconocimiento les vino de repente y las dificultades que tuvo para gestionarlo correctamente. Indicaba, incluso, que no quiere imaginar cómo se sentirán todavía los que están arriba en el panorama musical.
¿Ha fracasado este chico si se siente feliz con su vida? ¿Creemos que no ha llegado a su objetivo y que se siente desgraciado sólo porque no está en el top de la música? ¿Creemos que se muere de envidia hacia los que sí lo han conseguido? ¿Sólo creemos que triunfan aquellos que todo el mundo reconoce que lo han hecho?
Muchas veces nos empeñamos en que si no estamos arriba del todo, si no somos el número uno, si no nos llaman para intervenir en algún evento, si no somos conocidos y salimos en prensa, si no estamos en el top, hemos fracasado. Y de ahí vienen muchas envidias, comparaciones y enfrentamientos que veo, día a día, en mis redes sociales. Ya no hablo de la música sino de cualquier otro sector como, por ejemplo, el marketing o social media.
Unos a otros acusándose de vender humo, personas vendiendo su éxito de forma continua y compitiendo por ser los más populares, los más felices y los que más cosas hacen.
Y las redes, no olvidemos, nunca nos dan la visión completa de nadie, sólo lo que una persona quiere transmitir de sí misma. Y lógicamente, transmitiremos lo mejor, lo que más nos favorezca, pero lo que no ponemos no significa que no exista y, sobre todo, nunca podemos creer que a alguien todo le va bien, siempre tenemos nuestros momentos más difíciles, esos que muchas veces nos empeñamos en esconder.
¿De verdad creemos que si no somos el número uno hemos fracasado? ¿De verdad creemos que la única realidad que existe es la que vemos en los medios y en las redes sociales?
A veces yo también he caído en la trampa de querer ser reconocida, estar en todo, seguir creciendo… Pero al final ves que el crecimiento no es sólo «hacia afuera» sino, sobre todo, «hacia adentro», y eso, no se ve a través de mi facebook o mi maravillosa trayectoria.
Y es totalmente éxito. No necesito ser la más reconocida, ni la más admirada, ni la más popular en redes, sólo necesito trabajar en lo que me guste, investigar, aprender, compartir, crecer como persona, tener tiempo para mi y mi familia, sentirme útil, ser yo. Y esto, desde luego, no es fracasar.
Nuestra concepción está algo equivocada, que no escuchemos o no sepamos algo de alguien, como los chicos de OT, no significa que no llegaran a su objetivo porque quizá su objetivo no era ser estrellas de la música, sino vivir una vida más «normal», feliz y suya. Y eso no les hace más o menos felices. ¿No crees?
Y ahora piensa, ¿qué es el éxito para ti? ¿Te basas en pruebas externas o internas del éxito?
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